“LA VIDA INÚTIL”
La obra nos cuenta la historia de Jesús Pérez Gaona, un borrachín vagabundo y aventurero, en cuyas andanzas siempre está buscando una mujer, una mujer que lo corresponda y lo comprenda, él no pide demasiado, tan sólo un poco de amor; pero este parece rehusarse a permanecer a su lado y siempre que queda mirando como pasa como un fantasma que al alba se desvanece.
LA VIDA INÚTIL es un espectáculo multidisciplinario, y multimedia que toma de base los textos de José Rubén Romero; como hilo conductor se toma “La vida Inútil de Pito Pérez” y “Algunas cosillas de Pito Pérez que se me quedaron en el tintero”, entre ellas también se entrelazan fragmentos de “Anticipación a la muerte”, “Desbandada”, “Una vez fui rico”, poesías y un discurso dictado en el “Lyceum y Lawn Tennis Club” de la Habana, con la dramaturgia de José Lorenzo Canchola
Tania Cabagné y José Lorenzo Canchola encarnan los personajes de este espectáculo en el que se integra la danza, la música, el guignol y la actuación con el videoarte, mientras Jesús, “Ptito” Pérez, nos narra el por qué de su apodo, la demencia de su familia sus infortunados amores desde que era un chiquillo hasta enamorarse de un esqueleto que servía para enseñar anatomía en un hospital donde lo han internado por un delirium tremens luego de una de sus prolongadas borracheras.
Burlado y despreciado por la sociedad, usado y abandonado por las mujeres de quines se enamora, Pito Pérez hace burla de sus burladores y desprecia a quienes lo desprecian narrando sus penas y alegrías, su infortunios y abetares en los años posrevolucionarios, época en la que transcurre la historia, mientras lo escucha paciente y amorosamente la “Caneca”, la muerte, su amante quien espera antes de darle el beso que robara su aliento final.
SINOPSIS DEL ESPECTÁCULO
“Los vecinos madrugadores descubrieron el cadáver sobre un montón de basura, con la melena en desorden, llena de lodo, la boca contraída por un rictus de amargura, y los ojos muy abiertos mirando con altivez desafiadora al firmamento.”
Así termina la novela “La vida inútil de Pito Pérez”, y así también comienza la puesta en escena “La Vida Inútil”: Pito Pérez, al borde de sucumbir a un delírium trémens comienza una charla con la muerte, su amada Caneca, a quien le va narrando como ha llegado hasta ese sitio luego de haber estado preso por borracho y escandaloso. La tristeza lo va embargando al notar que “su familia quiere descansar de él al igual que todo el pueblo”, pero como buen pícaro, entre tristezas y avatares va metiendo el sarcasmo, la burla hacia sí y a las instituciones, y una marcada crítica hacia la sociedad y su moral, esa que el ha sufrido en carne propia por ser una persona marginal “un pobre diablo que ha vivido sin amor, pero soñando siempre con su abrigo”; y es precisamente en sus infortunios en el amor que basa su relato, el amor que es un motor que lo ha dejado salir adelante.
Así pues, sin seguir un orden cronológico vamos siendo testigos del profundo amor de su infancia, el que le tuvo a su vecina Irene, una joven más pobre y mayor que él, y a quien nunca se atrevió a declararle su amor más que entonando melodías con su flauta, sin embargo, uno de sus hermanos mayores sí se decidió a declararse y se quedó con la joven. Con esta decepción a cuestas y harto de los amorosos cuidados de su deschavetada familia huye hacia Tierra Caliente.
Ahí, en Uruapan, trabaja en una botica y es seducido por la esposa del boticario con quien trabaja. Vuelve a huir, sólo para caer en otra desafortunada aventura con Soledad, una alegre costeña quien le da entrada pero termina casándose con el receptor de rentas del pueblo. Luego, en un intento por regenerarse, acepta entrar a trabajar a la tienda de un tío suyo, y una de sus primas, Chucha, se aprovecha de su marcado Interés hacia ella para sacar cuanto quiere de la tienda. Pito Pérez decide pedir su mano y solicita a un de sus vecinos que la pida en su nombre, pero este, termina pidiéndola para él y ella acepta casarse con vecino viejo y pelón.
Ya con su locura alcohólica a cuestas, al estar internado en un hospital, se enamora de Caneca, un esqueleto para las clases de anatomía, y se la roba para vivir con ella como su esposa, considerándola el amor más fiel que ha tenido en su vida y por quien finalmente muere, esperando fundirse “en el fondo de sus ojos donde se anidan todas las ternuras”, y dejar su testamento donde derrama toda su amargura hacia la sociedad, para los hombres y mujeres que lo despreciaron por ser solamente como quería ser, o, como lo habían dejado ser.
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